Recién llegado de mi fugaz visita a Salamanca con dos amigos, no me quedan más que buenas palabras para esta ciudad. Quizás demasiado sol para un tipo del norte como yo, pero bien contrarrestado con unas buenas tapas de lomo.
Desde la decisión de irnos a Salamanca hasta la vuelta todo surge demasiado rápido:
Amigos - Oye Yugos, que son fiestas de Salamanca, ¿vamos de Sábado a Lunes?
Yugos - ... (meditación, tras un rápido balance de pros y contras...) Sí.Y la cosa no defraudó. Con el hostal al lado del edificio histórico de la universidad, y dos amigas de Salamanca que raptamos como guías, la primera parada (obligatoria, por lo visto, en Salamanca) en frente de la puerta de éste edificio para buscar una rana tallada en la fachada. También la Catedral tiene en su fachada otra curiosidad, un astronauta tallado!!. Ya por la noche logramos que una chica nos explicara el por qué de ese astronauta, para desilusión de Adri, que seguía empeñado en que era una historia misteriosa de la antiguedad...
Paseos y más paseos, pinchos y más pinchos y, sobre todo, muchas risas, el tiempo se fue acabando y aquí estamos de vuelta. Nuestro próximo destino: Camino de Santiago en bici o campo de trabajo en África.