Según llego de Mondragón, remuevo mi ropa de la maleta. Busco alguna prenda que ponerme, pero un olor a tabaco me hace cambiar de opinión... "quizás hoy me ponga una camiseta de Elías".
Este hecho se repite todas las mañanas después de salir los sábados. Ropa con olor a tabaco, pero lo más repugnante, te metes en la ducha y en cuanto empiezas a remover el pelo comienza a desprenderse el CO2...
Lo más sangrante de todo este asunto es que yo no fumo!!!!
Entonces es cuando recuerdo la acalorada discusión que mantuve con uno de mis amigos de Mondragón por culpa del dichoso tabaco.
- Yo puedo fumar donde me dé la gana, si no me dejas me estás privando de mi libertad - decía él.
- Tu libertad termina donde empieza la mía, blabla... (aquí sigue todo el discurso que le eché al pobre)
El resto os podéis imaginar como siguió.
La cosa es que esta ley "anti-tabaco" que sacó el gobierno hace que mi credibilidad hacia la clase política siga cayendo en picado (si es que no está en números rojos todavía).
Os animo a que me digáis un solo bar en el que no se pueda fumar. Imposible, no existen, veda libre para los consumidores de nicotina.
Pero lo que más me afecta de todo esto, es que no se puede hablar con los fumadores, se sienten atacados. Todo es una conspiración para que no enciendan su cigarrito. Sin embargo yo me tengo que tragar su humo sábado tras sábado, sin quererlo ni beberlo directo a mis pulmones, a mi ropa, a mi querido pelo...
Si por mi fuera prohibiría el tabaco. Así, tajantemente, sin ningún tipo de pudor.
Y no creáis que lo hago por mí. Ahora os animo, queridos fumetillas míos, a que me digáis una sola cosa positiva del tabaco. Yo os enumero unas cuantas negativas:
Siento escribir una entrada tan violenta, pero es que hay cosas que me enervan. Si algún fumador lee esto y se siente ofendido... "el que se pica ajos come" chínchate!
Entonces es cuando recuerdo la acalorada discusión que mantuve con uno de mis amigos de Mondragón por culpa del dichoso tabaco.
- Yo puedo fumar donde me dé la gana, si no me dejas me estás privando de mi libertad - decía él.
- Tu libertad termina donde empieza la mía, blabla... (aquí sigue todo el discurso que le eché al pobre)
El resto os podéis imaginar como siguió.
La cosa es que esta ley "anti-tabaco" que sacó el gobierno hace que mi credibilidad hacia la clase política siga cayendo en picado (si es que no está en números rojos todavía).
Os animo a que me digáis un solo bar en el que no se pueda fumar. Imposible, no existen, veda libre para los consumidores de nicotina.
Pero lo que más me afecta de todo esto, es que no se puede hablar con los fumadores, se sienten atacados. Todo es una conspiración para que no enciendan su cigarrito. Sin embargo yo me tengo que tragar su humo sábado tras sábado, sin quererlo ni beberlo directo a mis pulmones, a mi ropa, a mi querido pelo...
Si por mi fuera prohibiría el tabaco. Así, tajantemente, sin ningún tipo de pudor.
Y no creáis que lo hago por mí. Ahora os animo, queridos fumetillas míos, a que me digáis una sola cosa positiva del tabaco. Yo os enumero unas cuantas negativas:
- Contamina
- Molesta a los de tu alrededor
- Creas mala imagen de tí mismo (gracias a Dios el fumador ya empieza a estar mal visto)
- Te destrozas los pulmones
- Te destrozas las arterias
- Disminuyes tu esperanza de vida
Siento escribir una entrada tan violenta, pero es que hay cosas que me enervan. Si algún fumador lee esto y se siente ofendido... "el que se pica ajos come" chínchate!
1 comentario:
He fumado cuarenta años: Durante esos años he hecho el imbécil. Pero he aprendido dos cosas: que mi capacidad de autoengaño es tremenda y que no debo amargar un cigarrillo a nadie.
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